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Santo Domingo, Distrito Nacional, Dominican Republic

lunes, 18 de noviembre de 2013

Una lección que aprender

Le comentaba a  Pedro Espinal, destacado Santiagorodriguence y  empresario de Mao, lo difícil que es encontrar ciudadanos  serios y  progresistas que triunfen  . Esas cualidades son obstáculo para los emprendedores,  las malas prácticas y la corrupción   dificultan el éxito a quienes  poseen esas   virtudes.


Pedro,  presidente de la  Cámara de Comercio y Producción de Valverde, es un ejemplo para  quienes en nuestra querida Sabaneta pretenden exigir  la serie 46 como prerrequisito indispensable a los que pretenen ocupar cualquier posición en la provincia, éste Sabanetero ocupa esa importante posición en Mao, lo que habla muy bien de los Maeños y nos da una señal del por qué han logrado progresar como lo han hecho. No importa quien los haga, lo que importa es que se haga. .

Como la flor del loto, de este lodazal que nos ha tocado vivir, emergen ciudadanos que trabajando con honestidad se convierten  en aliciente  para los que nunca han perdido la esperanza de que haciéndolo bien se puede triunfar. Ser serio y progresista se  logra cuando  la inocencia no es expuesta a contaminaciones exógenas y  se reciben, desde la niñez   las enseñanzas, verbales y conductuales de  padres o tutores decididos a formar ciudadanos con  valores y principios.


“De tal palo, tal astilla Una expresión española de  hoy   hace referencia a la similitud entre padres e hijos, a la herencia genética .Utilizando esa metáfora, se podría considerar que los padres son el palo y los hijos la astilla, y vendría a ser algo así como que tal y como son los padres,  así serán los hijos. Deuna familia honrada y trabajadora salen  ciudadanos consagrados, de una familia deshonesta los retoños son también perversos, con sus excepciones como es natural,


Decía Confucio: “Si el príncipe utiliza las rentas públicas para aumentar su riqueza personal, el pueblo imitará este ejemplo y dará rienda suelta a sus más perversas inclinaciones; si, por el contrario, el príncipe utiliza las rentas públicas para el bien del pueblo, éste se le mostrará sumiso y se mantendrá en orden”.

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