
Quilvio Cabrera Mena y el reconocimiento póstumo 
Si EL Cielo y La Tierra duran desde siempre
Es porque no viven para si mismos.
Eso es lo que los hace durar eternamente. Lao Tse
El domingo 13 de abril del año 2008 el pueblo dominicano dio demostraciones de que siguen vivos los valores morales que dieron origen a esta sociedad, que esos valores persisten recónditos en cada uno de los dominicanos y afloran como una flor en medio del pantano, sorprendiendo a los mas suspicaces analistas y sobre todo, a gran parte de los ciudadanos de este país que se niegan conscientes o inconscientemente a servir a los demás, sin otro interés que el de ser personas de bien, que cree en su patria, en su gente y en su comunidad.
Haber tenido la posibilidad de ver y sentir desde hace ya un año las demostraciones de aprecio y reconocimiento que le han rendido a Quilvio Cabrera, nos llena de satisfacción como dominicano, y nos hace sentir orgullosos de este pueblo, de esta sociedad que tiene tanto detractores con razón y tan poco defensores que prediquen con el ejemplo, como lo hizo este hombre nacido de las entrañas de la Línea Noroeste, hijo de Flora y de Polín, de un hogar humilde, pero con dignidad, donde el respeto y el celo por las cosas bien hechas, eran y son la riqueza más importante que se puede cultivar en el ser humano.
Recorrer el país varias veces junto a Quilvio, movidos por el interés de servir, ha sido toda una escuela para muchos de sus compañeros. Nunca puso el interés personal sobre el de los demás, y siendo un militante político definido, conservó sus relaciones con todo aquel que estuviera identificado con su rebeldía de los años setenta, con su lucha gremial de los ochenta o en estos últimos años, con su desvelo por la tierra, el medio ambiente, las nuevas tecnologías, las nuevas fuentes de energía y sobre todo por los hombres y mujeres que creen en el campo, sin importar que fueran éstos encumbrados empresarios o humildes agricultores.
En los años por delante le corresponde a todos los que junto a Quilvio emprendieron un camino de identificación total con los intereses de la mayoría de este pueblo, cultivar esa siembra moral que les lego y mantener viva la llama de sus propósitos.
Robert Núñez
ronuc@hotmail.com

 
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