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Santo Domingo, Distrito Nacional, Dominican Republic

viernes, 31 de julio de 2009

El hombre debe ser feliz con lo que ha conseguido


Para cualquier ser humano del mundo sin importar el rincón en el cuál haya nacido, ni el color, ni la raza, poder resolver las necesidades primarias propias y de su familia, es un logro merecedor de reconocimientos y de elogios.

Si además de cumplir con los suyos, se destaca en cualquier actividad social alcanzando el reconocimiento de su pueblo, y si éste reconocimiento también es a nivel internacional y hasta mundial, entonces estamos ante un personaje que se le podría llamar un triunfador.

Mucho mas que eso ha logrado el Bambino del Caribe, Sammy Sosa, nacido del Macorís del mar, de familia humilde, emprendedor incansable, competidor de cuadrangulares con un americano llamado Mark McGwire, batalla conocida y seguida por casi todo el mundo, que saludaba a su madre lanzando un beso cada vez que daba un guabinazo y que es orgullo de cada uno de los dominicanos y latinoamericanos, que nos veíamos reflejados en ese mulato cada vez que iba al plato.

En toda competencia y en todos los deportes existen reglas, cuya razón principal es que ninguna de las partes tenga ventajas sobre la otra, que los competidores usen las mismas herramientas, sean estos guantes para boxeo, bates para béisbol, balones para baloncesto, etc., y son estas reglas las que hacen que la diferencia sea marcada por la condiciones físicas, el rendimiento de cada atleta, de cada deportista en particular.

Fue en ese ambiente, con esas reglas y con todo lo que permitían las grandes ligas para ese entonces, con vitaminas y hormonas de crecimientos a las cuales tenían acceso todos lo jugadores en los momentos que Sammy compitió, se destaco y se convirtió en uno de los peloteros mas populares de los últimos tiempos y sobre todo en orgullo de los fanáticos del béisbol.

Que las reglas hayan cambiados no quitan méritos a esa gloriosa carrera, Cooperstown es la meta para cualquier beisbolista, pero para llegar al Salón de la Fama del béisbol, primero hay que llegar al corazón de la fanaticada, son los seguidores del béisbol y las condiciones personales las que abren las puertas de la gloria en el béisbol y éstos peloteros tenían condiciones excepcionales
(Los números están ahí) y se ganaron el corazón de los fanáticos del deporte.

Si no le dan el cetro ya ganado (Cooperstown), y aquellos que tienen la decisión en sus manos consideran que negarle la entrada al Salón de la Fama es provechoso para el béisbol que le ha dado a Sammy tantas glorias, bienvenido sea. El hombre debe ser feliz por las cosas que ha conseguido, con lo que ha hecho, y este orgullo nacional nuestro lo ha logrado todo.

Eso sí, no habrá visitante alguno a Cooperstown que no pregunte por Sammy y McGwire en las visitas que se puedan hacer en los próximos cien años, los que tomen la decisión harán que su presencia sea mas notoria con su ausencia.

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