¡Bendito quien se inventó semejante moda!

No importa la belleza del paisaje ni la importancia de la conversación, todo se desvanece ante la presencia de una de esas chicas vestidas con pantalones "medio talle". Quedamos pasmados al ver a estas féminas que sin tapujos exhiben el umbral de su intimidad.

En otros tiempos tendríamos que desnudarlas con las miradas, imaginar esa parte de su cuerpo que nos dice adiós de tan sutil manera. Ahora vienen sin cintillo, precocidas, listas para servir, tan solo debemos fijarnos donde termina su espalda para conocer donde comienzan sus encantos.

Los que tienen la suerte de estar detrás de ellas cuando están sentadas, embelesen ante la mirada atónita, impotente de quienes acompañan a estas damas, que alborotan los parroquianos con esos calzones que no les alcanzan para ocultar sus atributos y no tienen mas que sentarse frente a ella, en segunda fila, pues la primera fila las tienen, inauditamente, los que están detrás.

Estos pantalones también les sirven para ejercitarse a las que, por estar a la moda, se los ponen, no muy convencidas, y se pasan todo el tiempo bajándose la blusita para tratar de taparse, infructuosamente, lo que querían enseñar, consiguiendo tan solo llamar mas la atención.

Pero así son las mujeres, ante la desvergüenza de algunos jovenzuelo displicentes que andan exhibiendo los calzoncillos depravadamente, ellas han optado por mostrar la vía que conduce directamente al lugar más conspicuo, pretendido y deseado de una mujer, allá, donde todo comienza y todo termina, como dicen en un popular programa de radio. ¡Que Dios las bendiga por darnos la vida y hacérnosla tan placentera! ¡Bendito quien se inventó semejante moda!