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Santo Domingo, Distrito Nacional, Dominican Republic

viernes, 6 de agosto de 2010

Comportamiento Ciudadano


A finales del 1984, cuando visité los Estados Unidos de America por primera vez, quedé gratamente sorprendido por la organización, por el respeto a las leyes, a las normas y, sobre todo, por la comida rápida. Una buena Hamburguesa con papas fritas, un buen pollo frito o una suculenta pizza.

Desde aquellos años para acá, la Republica Dominicana ha progresado grandemente en lo que a infraestructura se refiere, a los servicios, a los Malls o tiendas por departamentos, tenemos buenas ferreterías y abundan las llamadas comidas rápidas en las principales ciudades. Muchas de las cosas por las que ansiábamos viajar frecuentemente, las tenemos ahora aquí, pero no se ha podido lograr avance en lo que hace grande a los estadounidenses, el comportamiento de sus ciudadanos. No hemos logrado identificar a los dominicanos con un proyecto de nación que nos pueda sacar del marasmo en que hemos vividos desde los orígenes mismos de nuestra fundación.

Es lamentable que no hayamos avanzados es esa tesitura, y peor aun, que estemos retrocediendos, que estemos perdiendo paulatinamente los valores morales, que la rapidez por conseguir las cosas materiales no permitan detenernos un momento para reflexionar y entender que, para disfrutar lo que nos pueda corresponder en la vida, necesitamos de un entorno, de un lugar y que ese lugar, del cual somos dueños todos, es precisamente el que estamos pervirtiendo y dañando con nuestras acciones irresponsables.

Contrario a nuestro país, EUA mantiene incólume los principios y valores familiares que les han permitidos convertirse y mantenerse como la principal potencia mundial, allí el respeto a las normas, a las leyes, a las buenas costumbres y a la familia perduran a pesar de los avatares, porque están conscientes que esos principios son los que los hacen fuertes. Los norteamericanos saben que su status de vida, la seguridad de sus hijos, la medicina para los ancianos, depende fundamentalmente, de que puedan mantener vivos los valores y principios de su nación.

Nosotros, sin embargo, estamos sumidos en una lucha particular por trascender y tener más que los demás, de llegar sin importar el costo, de competir en vez de compartir. No hemos entendidos que la gran riqueza está en que todos podamos progresar, que unidos logremos despegar con la fuerza que proporcionan los objetivos comunes, que la nación es la casa que debemos mantener y cuidar si queremos realizar los sueños de vivir en paz, de progresar con dignidad, con seguridad, poniendo cada uno su granito de arena.


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