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Santo Domingo, Distrito Nacional, Dominican Republic

martes, 15 de marzo de 2011

Elecciones 2012

Sorprendentemente en el año 2012 se enfrentaran Hipólito Mejía y Danilo Medina, los mismos candidatos, teniendo al mismo presidente de la república que en el año 2000, Leonel Fernández. Al parecer estamos estancados, el modelo se esta agotando, la generación actual no tiene cabida en los partidos, no se le permite ascender internamente, las componendas partidarias no aceptan otra cosa que no sea la adhesión y sin pertenecer a esos grupos no se tiene posibilidades de nada.

La sociedad dominicana no ha logrado parir nuevos lideres, es manejada por las mismas cúpulas partidarias de la época pos dictadura, son éstos hombres, ya entrados en edad, nacidos y educados en una sociedad distinta los que tienen las riendas de la nación. Estamos conscientes de que debemos aprovechar su experiencia y respetar la dedicación de toda una vida, pero han fallados en formar el relevo necesario o no han querido, por mezquindad o por miedo a ser desplazados, acción que los convertiría en mediocres ante la historia de confirmarse esta aseveración...

Una sociedad formada por jóvenes no puede seguir empantanada, necesita de hombres que representen los nuevos tiempos, nuevos líderes, que rompan las ataduras, que derriben el dique de contención o caeremos nuevamente en el vacío que será aprovechado por las fuerzas que nos mantienen en un círculo viciado, que no permiten el salto cualitativo que se necesita para salir del marasmo, de la falta de respeto y marginalidad que vive gran parte de la nación.

Cada cuatro años, los discursos, caravanas, mítines y la propaganda inundan las mentes de un pueblo que, ávido de cambios, se deja arrastrar por nimiedades y palabrerías que lo adormece mientras un grupo disfruta a coste de su ignorancia y su estupidez.

Una vez un gurú estaba tratando de explicarle a una muchedumbre cómo reaccionan los seres humanos a las palabras, cómo se alimentan de ellas, cómo viven en ellas, en lugar de vivir en la realidad.

Un hombre se puso de pie y protestó:

- No estoy de acuerdo con eso de que las palabras produzcan tanto efecto en nosotros.
El gurú le contestó:
- Siéntese, hijo de perra.
El hombre palideció de la ira y expresó:

- Usted afirma que es una persona consciente, un gurú, un maestro y debería avergonzarse

Entonces el gurú le dijo: Perdóneme, señor, perdí los estribos. Realmente, le ruego que

me perdone; fue un error, lo siento.

Finalmente el hombre se calmó. Entonces el gurú le dijo:

- Se necesitaron unas pocas palabras para que surgiera en usted toda una tempestad; y se necesitaron sólo unas pocas para calmarlo, ¿no es así?

Palabras, palabras, palabras, palabras ¡Cómo aprisionan si no se usan correctamente!

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