Dicen que “el hombre
es el único animal que vuelve a chocar con la misma piedra”,
metafóricamente, que somos la única
especie que cae varias veces en los mismos errores, tropezamos con los mismos obstáculos.
Los dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano se han encargandos eficientemente de demostrar la veracidad de esa máxima.
Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado están inmersos en una lucha que solo traerá derrotas a su partido. Las experiencias del 2008 y 2012 se les olvidaron rápidamente los dos hicieron de
las suyas para que el otro no ganara y lo lograron, prefiriendo “ser cabezas de ratón que cola de león”,
como dice el adagio.
“En la unidad esta la
fuerza”, ésta predica solo la usan para venderse, ambos, como los propulsores del
advenimiento de un partido unido y fuerte. ¿Pero como pueden hablar de unidad si ustedes, que
son tan solo dos, no pueden juntarse?
Aquí entra otro proverbio que reza: “A dios rogando y con el mazo dando”, que desnuda de una manera
llana la hipocresía de pedirle a Dios algo de corazón y por el otro lado hacer
todo lo contrario, en una palabra: ser hipócrita de doble cara.
Pero como “nunca es
tarde si la dicha es buena” quien sabe si un día despertamos con la buena
noticia de que se entendieron, que trabajaran juntos para el bien del país, “soñar no cuesta nada” dirían algunos escépticos.
¡Pero cuidado! “no se
duerman en sus laureles”, que “de cualquier
yagua vieja sale tremendo alacrán”, de repente aparece alguien con la
fuerza suficiente para lograr un proyecto de nación y no les quedará más opción
que convertirse en “viejos robles”.
“No abusen de su
buena suerte”, despójense del ego, escuchen menos a sus entornos, los dominicanos, y los perredeístas en particular, están cansados de diatribas, únanse o sepárense
definitivamente, por el bien del país y
la memoria de José Francisco Peña Gómez.
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