Que sería
de Guillermo Moreno si no existiese Leonel Fernández. Primero, como presidente
1996-2000, lo nombró Fiscal del
Distrito y, de una u otra manera, familiares cercanos a Moreno se beneficiaron
de los subsiguientes gobiernos de Leonel, sin que Moreno tenga que ver
necesariamente con esto.
Pero no fueron
tan solo esos hechos los que permitieron que Moreno dejara de ser un
desconocido y pudiese mantenerse en la palestra pública pretendiendo
trascender como dirigente político apoyado en las acusaciones contra
Fernández, queriendo usar
infructuosamente esta campaña como
trampolín para alcanzar notoriedad e intentar colarse como personaje principal
de un grupo de resentidos sociales y genuflexos que no perdonan que Leonel, con sus virtudes y defectos,
los superara en el liderazgo político
nacional.
Para que
un hombre pueda ser considerado líder debe tener muchos seguidores e igualmente muchos detractores. Tiene que someterse constantemente
a cuestionamientos, pero obsesionarse de la manera que lo hacen un grupito de comunicadores y el mismo Guillermo Moreno, convierten al atacado en victima y le
permiten consolidarse en vez de debilitarse, ellos saben esto, pero su
ofuscamiento y envidia no le permite actuar en consecuencia, que pena.
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