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Santo Domingo, Distrito Nacional, Dominican Republic

martes, 25 de junio de 2013

El rey sabio

Muchos dominicanos objetan  qué Danilo Medina conserve    parte del  gabinete de Leonel Fernández alegando que    entre  esos funcionarios hay  corruptos. Eso es muy delicado, si el  ejecutivo la emprende  contra ellos alegaran persecución política, que se quiere destruir e inhabilitar a Leonel Fernández. Además,  no se debe olvidar que son del mismo partido.

Es la sociedad  la que se debe empoderar y pedir cuentas, desde el gobierno de seguro que no pondrán obstáculos. El éxito de la campaña contra  la Barrick Pueblo Viejo  demostró que si se actúan con  seriedad y justeza,  sin cuestiones personales ni políticas, no importan los amarres o el dinero,  un pueblo   armado por el deseo de justicia, apegado a la verdad, es poderoso.

Danilo Medina  dijo hace  dos años:

“Una sociedad que construya capital social tiene que cumplir con tres condiciones que son: ser honesto en el ejercicio del poder, que la agenda de su gobierno sea la que quiere el pueblo y que lo dicho en su discurso se corresponda con sus actos.
“Yo no tengo aspiraciones más allá del 2012, el que se me ofenda se me ofendió y entonces trataré de recuperar su amistad cuando ya no sea presidente, pero tiene que entender que yo no fracasaré en el gobierno. Yo voy hacer lo que le estoy diciendo al país”. (EL Nuevo Diario 29/6/2011.)  Tomémosle la palabra.

Una Historia que enseña:
El rey sabio
Había una vez un rey sabio y poderoso que gobernaba en la remota ciudad de Wirani. Y era temido por su poder y amado por su sabiduría. En el corazón de aquella ciudad había un pozo cuya agua era fresca y cristalina, y de ella bebían todos los habitantes, incluso el rey y sus cortesanos, porque en Wirani no había otro pozo.
Una noche, mientras todos dormían, una bruja entro en la ciudad y derramó siete gotas de un extraño líquido en el pozo, y dijo: -De ahora en adelante, todo el que beba de esta agua se volverá loco.
A la mañana siguiente, salvo el rey y su gran chambelán, todos los habitantes bebieron el agua del pozo v enloquecieron, tal como lo había predicho la bruja. Y durante aquel día, todas las gentes no hacían sino susurrar el uno al otro en las calles estrechas y en las plazas públicas:
-El rey está loco. Nuestro rey y su gran chambelán han perdido la razón. Naturalmente, no podemos ser gobernados por un rey loco. Es preciso destronarlo. Aquella noche, el rey ordeno que le llevasen un vaso de oro con agua del pozo. Y cuando se lo trajeron, bebió copiosamente y dio de beber a su gran chambelán.
Y hubo gran regocijo en aquella remota ciudad de Wirani porque el rey su gran chambelán habían recobrado la razón.
Gibran Khalil

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