jueves, 3 de octubre de 2013

Sencillez

Ese señor que usted ve saliendo de su casa es el presidente de una nación con 3,3 millones de habitantes, la primera que  está tratando de aprobar el uso controlado de la marihuana, ya  es ley el  matrimonio Gay y el  aborto, llamado José Mujica de Uruguay.

Las medidas no sólo ponen a Uruguay en el mapa, sino también a Mujica, el ex guerrillero de 78 años que llegó a la presidencia hace tres años. La figura de Mujica se ha destacado en la política regional: se lo conoce por llegar al trabajo en un viejo Volkswagen por rechazar el palacio presidencial para quedarse en la pequeña granja donde aún vive y cuida su jardín. Dona la mayor parte de su salario, y ha sido llamado "el presidente más pobre del mundo".

A la vez, Mujica también alejó su coalición izquierdista del tipo de política centrada en el conflicto entre clases, que fue tipificada por el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez y la líder argentina, Cristina Fernández de Kirchner.

"La agenda no es la izquierda tradicional latinoamericana, es mucho más parecida a lo que se ve en EE.UU. o Europa", indicó Gerardo Caetano, un politólogo,” según reseña The World Steet Journal.

“No tengo religión, pero soy casi panteísta: admiro la naturaleza", dice durante una larga conversación exclusiva con BBC Mundo. "La admiro casi como quien admira la magia".
Suena un teléfono y Mujica saca del bolsillo un viejo celular plegable atado con una banda elástica. La banda se rompe, pero el presidente le hace un nudo mientras habla. Y vuelve a colocarla alrededor de su móvil.

"No me disfrazo de presidente y sigo siendo como era", comenta”

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