Dos razones para que
tantos dirigentes aspiren al Comité
Central del Partido de la Liberación Dominicana:
1ro.- Las perspectivas de que ese partido continúe en el
poder son muy buenas, y
2do.- Para ascender a ese organismo partidario ya no se
necesitan méritos políticos ni morales.
Es lamentable que el dinero y la influencia grupal hayan
podido más que los principios, despertando un proceder inaudito en los mandos
medios del PLD, que se sienten burlados y en lugar de enfrentar esas malas prácticas las
han asumido, desatando un pandemónium
que indefectiblemente traerá consecuencias inimaginables en ese partido.
Si después de este congreso el PLD no toma medidas,
asistiremos a la desaparición, en la práctica, del principal organismo partidario.
Pasará como en el PRD y el PRSC, seguirá
existiendo el Comité Central, pero sin
ninguna función. Un organismo de esa naturaleza
no es simplemente lo que dicen los estatutos, quienes lo constituyen son
los que les dan fuerza y validez a lo que emana
de el.
Pero lo verdaderamente trascendente es que las secuelas de éste congreso podrían marcar el rumbo de la
nación: de un lado estarán los que creen en los principios y del otro los que
piensan que con dinero se resuelve todo.
Y esa raya de Pizarro quedará claramente definida por el congreso Norge
Botello, estimulará dos tendencias nacionales
que competirán y nos darán la oportunidad que por años hemos
esperando, sin influencia de los tres partidos mayoritarios ni el fanatismo que nos ha mantenido divididos, terminaremos
uniéndonos por intereses particulares y comunitarios, convirtiendo los
resultados de éste congreso peledeísta en la chispa que podría adecentar el quehacer político nacional.
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