Al parecer la humildad ha desaparecido, o a lo mejor nunca ha existido, en ciertos personajes de la vida nacional. Celebrar un fallo judicial no definitivo, estrujar en la cara su aparente triunfo, no debería mas que avergonzarlos, sin importar la certeza o no de la sentencia.
Se puede alegar que han salido a protestar los sectores que le adversan y tienen que contrarestar esa campaña, pero no, si usted tiene la verdad no necesita burlarse de esa manera de la nación.
Una personna integra, inocente, ante una sentencia como ésta, se hubiese mostrado sosegado, hasta una lagrima hubiese derramado por pasar por un trance como ese, pero no, levantar las manos usurpando la señal de triunfo de su partido, que si bien ha callado demasiado, uno se resiste creer que esté apañando una decisión que mas bien pareció un desafío a una sociedad ávida de una justicia mas justa.
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