Miguel Cocco


La muerte de Miguel Cocco es una gran perdida para la sociedad, pero también un paradigma para los que creemos que el hombre perdura por el rastro indeleble que imprime su trajinar desde el día en que llega a la vida, hasta el día en que la abandona. Es cuando se confunden el dolor por la perdida irremediable y el orgullo de haber coexistido con un hombre cuyo ejemplo permanecerá por generaciones.



A Cocco no debemos llorarlo, a Cocco hay que imitarlo, hay que honrarlo sembrando el país de honestidad, solidaridad y compañerismo, para que el sudor de cada hombre que trabaja pueda surcar junto al agua la tierra y para que el sol irradie de decencia la patria que vio nacer y morir a este hombre íntegro. A este personaje que defendió con todas sus fuerzas y a todo riesgo las cosas que creía y demostró que pueden convivir, sin importar la inmundicias, el hablar y el hacer, que se puede predicar y se puede ser ejemplo. Que la contaminación social no llega a todos y que todos si queremos y luchamos, podemos hacer en este país, lo que hoy estamos reconociendo en Miguel Cocco.



Robert Núñez
ronuc@hotmail.com
20 de mayo de 2009