¿Cuándo se puede decir que un ser humano está rebasando las fronteras del hombre común, que está desbordando los límites del padre que se levanta a trabajar para educar y asegurar el futuro de su familia, como la mayoría de los hombres y mujeres responsables?
Cuando comienzan aparecer los detractores, cuando personas que no lo conocen desparraman todo tipo de epítetos y barbaridades por el mero hecho de estar viendo surgir a alguien que puede tener las luces de un triunfador.
Son aptitudes muy comunes en pueblos donde el conformismo y la vagancia, la deslealtad y la frustración son hijos de la falta de entereza y responsabilidad. De aquellos que su pesimismo no les permite identificar sus propósitos y están a merced de los vaivenes de la vida.
Entonces cuando aparecen estos hombres decididos, que trabajan 24 horas, dispuestos a jugarse el pellejo, leales impenitentes, que las necesidades les han hecho saborear los néctares forjadores de propósitos, hombres que la vida no les ha dejado mas camino que trabajar, ser sinceros y fieles para triunfar, una minoría que sobreviven del morbo de algunos tontos que necesitan justificar sus carencias, empiezan a criticar a todos los que con trabajo logran pasar las fronteras del hombre común.
Podría decirse que no conozco a Félix Bautista, porque conocer a alguien es conocer sus intimidades, pero personas muy cercanas han trabajado con él, y he logrado formarme un perfil positivo y digno de imitar del próximo senador de San Juan de la Maguana.
Puede ser la historia de cualquier dominicano que este dispuesto a transitar los caminos de la fidelidad, del trabajo, del hacer las cosas bien, del provinciano que cree en su pueblo, del amigo que está en los momentos malos y en los buenos, del ser humano que cree en la familia y en la vecindad, del hombre responsable que convierte las palabras en hechos, en fin, de aquel que tiene todas las herramientas de los hombres triunfadores.
Cuando comienzan aparecer los detractores, cuando personas que no lo conocen desparraman todo tipo de epítetos y barbaridades por el mero hecho de estar viendo surgir a alguien que puede tener las luces de un triunfador.
Son aptitudes muy comunes en pueblos donde el conformismo y la vagancia, la deslealtad y la frustración son hijos de la falta de entereza y responsabilidad. De aquellos que su pesimismo no les permite identificar sus propósitos y están a merced de los vaivenes de la vida.
Entonces cuando aparecen estos hombres decididos, que trabajan 24 horas, dispuestos a jugarse el pellejo, leales impenitentes, que las necesidades les han hecho saborear los néctares forjadores de propósitos, hombres que la vida no les ha dejado mas camino que trabajar, ser sinceros y fieles para triunfar, una minoría que sobreviven del morbo de algunos tontos que necesitan justificar sus carencias, empiezan a criticar a todos los que con trabajo logran pasar las fronteras del hombre común.
Podría decirse que no conozco a Félix Bautista, porque conocer a alguien es conocer sus intimidades, pero personas muy cercanas han trabajado con él, y he logrado formarme un perfil positivo y digno de imitar del próximo senador de San Juan de la Maguana.
Puede ser la historia de cualquier dominicano que este dispuesto a transitar los caminos de la fidelidad, del trabajo, del hacer las cosas bien, del provinciano que cree en su pueblo, del amigo que está en los momentos malos y en los buenos, del ser humano que cree en la familia y en la vecindad, del hombre responsable que convierte las palabras en hechos, en fin, de aquel que tiene todas las herramientas de los hombres triunfadores.
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