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Santo Domingo, Distrito Nacional, Dominican Republic

miércoles, 13 de enero de 2010

Todos Podemos


Usted escucha parejas hablando de la eternidad de sus sentimientos, de lo bien que se han llevados por décadas, hasta de la fidelidad a toda prueba que ambos se han guardados y hasta nos asombramos, nos negamos a creer que puedan existir parejas con esas características y sin embargo, parece que existen y en vez de ponernos a dudar su veracidad, lo que debemos es buscar las razones por las cuales en algunas parejas el aburrimiento les llega tan rápido que no les da tregua para evitar el fracaso, y a otras les permite vivir toda una vida llena de felicidad..

Existen muchas canciones que hablan de comprender mas y amarse menos, y esto en verdad funciona en parte, pero lo que puede eternizar cualquier relación amorosa es renovarse constantemente, comenzar cada día como lo que es, un nuevo día, olvidarse de la continuidad de las cosas y tratar de hacer que cada momento de intimidad sea para descubrirse nuevamente.

Que cada vez que el ardor interno nos reclama la necesidad de sentir nuestra pareja, cuando fisiológicamente es impostergable dejar escapar los espermatozoides que permiten dar continuidad a la especie, cuando el olor a hierba seca del ser amado se hace acompañar de una llovizna de invierno que no moja, pero humedece, debemos de entrar a un mundo desconocido, que aunque sabemos donde termina, ignoramos como llegar y los obstáculos que encontraremos para conseguir ambos, inmersos en una lucha donde los dos deben ganar, el punto que tanto nos hace sufrir y al que todos queremos llegar.

Pero para conseguirlo hay que despojarse de caprichos, de rutina, de rencores, de recuerdos, remordimientos y de temores, es de esa manera que se puede conseguir, es como un viaje de dos, por el mismo sendero, con el mismo objetivo pero por diferentes caminos, en el cual cada quien tiene que usar sus mejores armas, no para vencer porque no hay contrario, ni mucho menos para caer vencido por que no hay enemigo.

Es para alcanzar, para lograr, para conseguir el único premio que se puede ganar cuantas veces se intente, en el único juego en el que ambos siempre pueden ser ganadores y en el que el esfuerzo recíproco se convierte en una fuerza que nos hace perder los controles, pero nos lleva con una serenidad negadora de toda la desesperación que precede al momento mas ardiente para cualquier ser viviente, al clímax

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