No Hacen Falta Palabras

Cómo podría definirse el lenguaje del amor, si en la intimidad, en los momentos excitantes casi nunca usamos palabras, solo existe el deseo de amar, de entregarse, de sentir la satisfacción de percibir el olor que emana de una mujer que ha llegado, que ha culminado.

Cuáles palabras usar al oírla suspirar cuando acariciamos sus puntos neurálgicos y nos transportamos a lugares recónditos, donde domina el silencio, al tiempo que sus manos rozan nuestro cuerpo con suavidad terciopelada, que mas bien parecen soplarnos en vez de tocarnos.

Que decir cuando sufrimos al ser resistidos, al no lograr respuestas a nuestras propuestas, que aun entendidas, las ignoran y las rechazan, e impotentes no tenemos otra cosa que esperar pacientemente que se les "baje la marea", para poder satisfacer nuestra pasión, llenarnos de placer y vaciar muestro amor.

En ninguna de estas situaciones hacen falta palabras, ni señales, ni signos, solo alguien que quiera compañía, alguien que responda las preguntas, que produzca tristezas o alegrías, alguien con quien emprender el viaje que conduce al lugar donde se encuentra el tesoro de la felicidad, un lugar reservado para los que se entregan de verdad, para los que creen en la familia, en procrear los hijos que continuaran la especie, que nos llenaran de orgullo y nos darán eternidad.

Eso no puede ser expresado, mas bien correspondido, es algo sublime, que se siente, se vive, se padece, es como un halo, un fulgor, una aureola, una iluminación, que llega al alma y se queda hasta la muerte, que tampoco logra separar, porque los amores que son amores, son amores para siempre.