No les importa, que pena

Cuál hubiese sido la reacción de Juan Bosch ante el anuncio del vicepresidente de la CDEEE, Celso Marranzini, de que por mandato de organismos internacionales, tres extranjeros administrarían las EDES y, consecuentemente, quedaban destituidos los tres dominicanos que las dirigían.

Entendemos las exigencias de los organismos internacionales, pero se ha llegado demasiado lejos, enrostrar incapacidad y falta de gerencia a los dominicanos-sin caer en el nacionalismo estéril- no debe ser aceptado. Los tiempos de luchar por la soberanía al parecer pasaron, el orgullo patrio se ha perdido. No nos quejemos después, vendrán más exigencias y quizás sea tarde cuando decidamos enfrentarlos con determinación.

Con la excusa de que en política se hace solamente lo que conviene aceptan esa intromisión. Es penoso que dirigentes, algunos que lucharon junto a Bosch, permitan que nos arrodillen. No aspiramos al radicalismo de Sur América, ni mucho menos al fanatismo de Irán, pero no debemos olvidar el sacrificio de los hombres que, con palos y machetes, lograron la independencia.

El honor y los principios no se negocian. Duele ser testigo del silencio cómplice de algunos protagonistas de gloriosas epopeyas defendiendo los intereses de la nación, que hoy por indiferencia o conveniencia, callan, y el que calla otorga. Perderán el lugar reservado en la historia, y lo peor es, que al parecer tampoco les importa, que pena, se lo está llevando el oportunismo.