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Santo Domingo, Distrito Nacional, Dominican Republic

miércoles, 25 de mayo de 2011

Ojala que el Cólera pueda.

El Cólera es una enfermedad aguda, diarreica, provocada por la bacteria Vibrio cholerae, la cual se manifiesta como una infección intestinal. Todos conocemos del brote de ésta enfermedad que el año pasado comenzó a afectar Haití y como ha venido apareciendo en los sectores marginados de nuestro país. Una gran cantidad de dominicanos acude a los hospitales con los síntomas, aunque todavía no se puede decir que es una epidemia.

Pero lo que llama a reflexión no es la enfermedad en sí, el peligro que representa y el daño que le puede causar a la clase marginada y al turismo si no se maneja de una manera adecuada, sin politiquería. Lo que nos debe preocupar y avergonzar como nación es la marginalidad que viven esos dominicanos que el Cólera esta azotando.

Cuanta pobreza, cuanta insalubridad, cuanta desatención, parece mentira que bordeando la ciudad Capital se viva sin agua potable, sin alcantarillados, si las necesidades mínimas.

Pero algo positivo puede dejar ésta enfermedad, a pesar de la secuela de daños que provocará. Puede servir para que los que lo tienen todo y la clase política se den cuenta de quienes son sus vecinos y como se vive en sus alrededores, quizás se conduelan al conocer(o recordar) esta realidad, para que destinen y exijan recursos para sacar de la escabrosidad a esos dominicanos que están obligados a consumir las aguas de manantiales contaminados y a hacer sus necesidades donde se los permita la soledad o la oscuridad, y cuyos niños andan descalzos, expuestos a contraer todo tipo de enfermedad.

Esperamos que esa carga de consciencia sensibilice y los mueva a emprender planes para mejorar esos barrios, para que el Cólera se recuerde en algunos años como la epidemia que arropo toda la marginalidad dominicana, pero que logró despertar el interés de los sectores pudientes y políticos

Que no se hable jamas de progreso, de crecimientos económico, de modernismo, mientras persistan estas escenas dantescas que vimos cuando las cámaras televisivas entraron a esos barrios y hospitales desnudando aquel panorama aborrecible, vergonzoso, de dolor e iniquidad, en el cual mal viven esos hermanos pobres. Ojala que el Cólera pueda.

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