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Santo Domingo, Distrito Nacional, Dominican Republic

sábado, 15 de septiembre de 2012

Fábulas de Esopo

El murciélago y el jilguero
Un jilguero encerrado en una jaula colgada en una ventana cantaba de noche. Oyo un murciélago desde lejos su voz, y acercándosele, le preguntó por qué cantaba sólo de noche.
-- No es sin razón -- repuso -- porque de día cantaba cuando me atraparon, pero desde entonces aprendí a ser prudente.
-- ¡ Pues no es ahora cuando debías serlo, pues ya estás bien enjaulado, sino debió haber sido antes de que te capturaran ! -- replicó el murciélago.
  
La prudencia es para vivirla antes de caer en el error, no para después de la desgracia.

  Las liebres y las ranas
Se reunieron un día las liebres y se lamentaban entre sí de llevar una vida tan precaria y temerosa, pues, en efecto, ¿No eran víctimas de los hombres, de los perros, de las águilas, y otros muchos
animales ? ¡ Más valía morir de una vez que vivir en el terror !

Tomada esta resolución, se lanzaron todas al mismo tiempo a un estanque para morir en él ahogadas.
Pero las ranas, que estaban sentadas alrededor del estanque, en cuanto oyeron el ruido de su carrera, saltaron asustadas al agua. Entonces una de las liebres, la que parecía más inteligente que las demás, dijo:
-- ¡Alto compañeras ! No hay que apurarse tanto, pues ya ven que aún hay otros más miedosos que nosotras!
  
El consuelo de los desgraciados es encontrar a otros en peores condiciones.

El atún y el delfín
Viéndose un atún perseguido por un delfín, huía con gran estrépito. A punto de ser cogido, la fuerza de su salto le arrojó sin darse cuenta, sobre la orilla. Llevado por el mismo impulso, el delfín también terminó en el mismo sitio. Se volvió el atún y vio al defín exhalando el último suspiro.
-- No me importa morir -- dijo --, porque veo morir conmigo al causante de mi muerte.
  
Sufrimos con menos dolor las desgracias que nos hacen padecer, cuando las vemos compartidas con quienes nos las causan.


Los hijos desunidos del labrador
Los hijos de un labrador vivían en discordia y desunión. Sus exhortaciones eran inútiles para hacerles mudar de sentimientos, por lo cual resolvió darles una lección con la experiencia.
Les llamó y les dijo que le llevaran una gavilla de varas. Cumplida la orden, les dio las varas en haz y les dijo que las rompieran; mas a pesar de todos sus esfuerzos, no lo consiguieron. Entonces deshizo el haz y les dio las varas una a una; los hijos las rompieron fácilmente.
- Ahí tienen! les dijo el padre-. Si también ustedes, hijos míos, permanecen unidos, serán invencibles ante sus  enemigos; pero estando divididos serán vencidos uno a uno con facilidad.

Nunca olvides que en la unión se encuentra la fortaleza.


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