Dos cualidades congénitas, que se nace con
ellas, al parecer serán indispensables
en el perfil de quienes pretendan ganarse
el favor de los dominicanos en las contiendas electorales que se avecinan. La humildad y la sencillez parecen marcar las apetencias de
una población que espera un cambio real.
Cansado de engaños y de mentiras, de emprender proyectos que terminan en desilusiones cuando a quienes han apoyados, una vez encumbrados en el poder, se olvidan de ellos, no tienen mas salida que auscultar bien para escoger sus lideres sin dejarse influenciar de ilusiones, evitando decepciones que le cuestan tanto al país y retrasan vergonzosamente el desarrollo de la nación.
Tal es el caso de las plantas de carbón que el gobierno ha
iniciado, ahora hasta sus mas enérgicos
detractores están de acuerdo, después
que su falta de visión, o su inclinaciones a enriquecerse ante todo, le ha costado al pueblo dominicano miles de
millones de dólares.
Elijamos a quienes nos gobernaran sin fanatismos, seamos cautos, Confucio decía que había encontrado muy pocos hombres
que refrendaran con hechos sus palabras, lo que nos indica que no
son muchos quienes obran de esa manera, pero existen. Estas dos virtudes, la humildad y la sencillez, adornan a los líderes verdaderos, observe entre sus iguales y quienes
carezcan de estas cualidades descártelos inmediatamente, no se deje engañar
mas, son muchos los que están y pocos los que son.
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