Votar por alguien para que nos represente es algo más
importante que lo que parece. Nos pasamos toda la vida estudiando para estar preparados y
elegimos representantes por preferencias partidarias, por amistad, por
intereses particulares (propios y ajenos) sin observar los currículos de esos aspirantes.
Mucho menos valoramos los aportes y el interés comunitario
de esos candidatos, si alguna vez se han
preocupados por las cosas que ahora denuncian. Investiguemos sus vínculos con nuestra
sociedad, donde viven sus familiares, si se les puede creer ahora que ofrecen
todo tipo de soluciones debe ser indispensable para no equivocarnos.
Aprendamos a votar para que podamos tener representantes que les duelan nuestros problemas, que hayan sufridos nuestras
carencias, que conozcan nuestros valores. De lo contrario, si votamos en contra de alguien y no a favor nuestro, luego no nos
quejemos.
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