
En la Inauguración del Partido Juan Bosch Afirmó; Queremos en el PLD, dominicanos que ofrezcan no que pidan, que a la hora de la verdad den un paso al frente para combatir no para beneficiarse, no nos importa que sean pocos, que el pueblo tiene razón cuando dice es mejor estar solo que mal acompañado.
Los pueblos tienen expectativas en un líder, un partido o en un proyecto político en particular. En el 1966 Joaquín Balaguer hizo suyo el deseo de los dominicanos por terminar con los fantasmas que deambulaban desde la muerte del tirano Rafael Leonidas Trujillo.
Aunque su elección no fue muy clara, Balaguer emprendió el camino de lo que podrían ser las expectativas de la ciudadanía, logro crear las bases para una economía mas abierta, apoyando a los nuevos empresarios y la creación de nuevas fuentes de trabajo, un programa de construcciones y ayudas directas a los mas pobres, logrando que casi medio país tuviera esperanzas de conseguir un apartamento, un empleo o tan siquiera un fundita de comida de los planes sociales del gobierno, sobre esas premisas se mantuvo Balaguer doce años.
Pero después del 1974 la represión, los presos políticos y la limitación a la libertad de expresión, no satisfacían las expectativas que el pueblo tenia para esa época, y en el 1978 Antonio Guzmán Fernández y el PRD representaban las esperanzas de libertades que a Balaguer le había sido imposible propiciar. La ciudadanía confió en Antonio Guzmán y este ganó las elecciones e inmediatamente llego al poder satisfizo las promesas, amnistió los presos políticos e introdujo cambios importantes en los estamentos militares.
Con un PRD respetando los derechos humanos, con menos injerencias de los militares y con la expresión de manos limpias, las expectativas favorecían nuevamente este partido y Salvador Jorge Blanco llegó a la presidencia de la Republica en el 1982.
Serios problemas de corrupción y el menosprecio por los derechos humanos en las jornadas de luchas que se libraron en ese período, borraron de un porrazo las expectativas de manos limpias de Jorge Blanco, la historia es tristemente conocida, como no se cumplieron las expectativas, el pueblo le retiró su apoyo para siempre a Jorge Blanco.
Llega de Nuevo Balaguer en el 1986 prometiendo tranquilidad después de cuatro años de desasosiego de Jorge Blanco, y cumpliendo en lo más mínimo las esperanzas del el pueblo, logra gobernar por otros diez años.
El caso del Leonel Fernández en el 1996 no puede analizarse en este contexto, porque fue un gobierno nacido de circunstancias especiales, pero es bueno apuntar que éste dejo una impronta que tendría sus repercusiones en el futuro político nacional.
En el año 2000 las condiciones estaban dadas para que el PRD accediera al poder, el electorado tenía una deuda con José Francisco Peña Gómez, y las expectativas estaban cifradas en un buen gerente. Hipólito Mejía que representaba ese gerente, gana ampliamente las elecciones. Estas expectativas sucumbieron con el problema de los bancos, luego de esa crisis era prácticamente imposible recobrar la confianza de los electores y Mejía Domínguez es derrotado intentando reelegirse en las elecciones del 2004.
En este mismo año las necesidades económicas hacen imperativo un cambio que trajese confianza a los agentes económicos y que detuviera la devaluación del peso, un cambio en el manejo de la macroeconomía, esas expectativas llevan a los dominicanos a eligir a Leonel Fernández nuevamente, éste y su equipo satisfacen las expectativas del pueblo, y como muestra de confianza los reeligen por otro período de cuatro años.
Pero las circunstancias para el período 2008- 2012 son diferentes, después de los triunfos sucesivos del PLD en el 2006 y el 2008 los electores renuevan las expectativas pendientes desde la fundación del PLD en 1973, el adecentamiento del estado es el reto principal, y de Fernández debe asumirlo para ganarse un sitial en la historia donde solo llegan los que se atreven.
Con la mayoría en todos los poderes del estado, no hay excusas para que la honestidad y la decencia no prevalezcan. En sus manos esta el futuro del PLD, del País y sobre todo el futuro de Leonel Fernández, los dominicanos y la historia no le perdonarían al presidente la decepción que les sobrevendría si el PLD no logra impregnar de dignidad y decoro la administración publica.
Las expectativas son las de un gobierno donde la bandera del respeto y la honestidad ondeen por los cielos de la patria.
La historia le ha guardado esta oportunidad presidente Fernández, engrandézcase como nos tiene acostumbrado, toda una generación confía en usted.

 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario