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viernes, 25 de septiembre de 2009

Las Señales y Tu Leyenda Personal



En su libro El Alquimista, Paulo Coelho, relata la historia de un muchacho del cual sus padres esperaban que fuera Cura, y que para asombro de estos, un día les comunicó su decisión de enrumbarse por los caminos de Andalucía como pastor, por sus anhelos de conocer y aventurarse en la vida.

En sus andanzas con sus ovejas como pastor, conoció a una Gitana, a un mercader, al viejo Rey de Salem, a un inglés, a un alquimista y finalmente a un ladrón. Estos les enseñaron la manera de llegar al soñado tesoro que se encontraba al pie de las pirámides de Egipto, pero que tenía que interpretar las señales que le va dando la vida en el transito escribiendo su Leyenda Personal.

Curiosamente, el día después de haber terminado la lectura de este interesante libro, sentí la necesidad de ir al baño, me levante a eso de las 4:30 de la madrugada y me encontré en medio de dos apagones, el de la EdeEste y el del inversor de la casa que no hizo la transferencia adecuadamente. Como ha ocurrido otras veces, opte por conseguir las llaves del compartimiento donde se encuentra dicho inversor en las afueras de la casa, y por esa razón, busque en cada rinconcito de la casa.

Cuando ya había recorrido infructuosamente la totalidad de la casa, los lugares en los cuales podría estar la dichosa llave, me topé con mi celular, y me alegré porque podría usarlo como linterna, para reiniciar la búsqueda, ahora auxiliado por la luz del celular, que no era muy cómodo por tener que mantener el dedo en la pantalla, ya que el celular es Touchscreen.

Pero aun así no podía conseguir las llaves donde estaba el inversor, había recorrido nuevamente casi todos los sitios posibles sin resultado, ahora con la luz del celular, cuando sonó el celular de mi compañera y corrí a tomarlo por la hora y porque además, una llamada en la madrugada, nos espanta, tome el celular, y en la pantalla decía que quien estaba llamando era yo mismo, que había marcado accidentalmente el teléfono de mi compañera al manipular la pantalla del mío.

Procedí a colocar el celular nuevamente en su lugar, y para sorpresa, las llaves que tanto había buscado, se encontraban precisamente debajo del celular que accidentalmente había marcado y, que si no lo hubiese hecho, no conseguiría las llaves, para “resetear” el inversor, poner a funcionar los abanicos de la habitaciones de mis hijos, e irme a la cama con la tranquilidad que proporciona ver a los muchachos dormir profundamente sin el peligro de que cualquier mosquito los pueda tomar como desayuno.

La vida nos da señales a todos, pero no todos las entendemos, no nos damos cuenta, porque casi siempre estamos atendiendo nimiedades es desmedro de lo verdaderamente importante. Aprendamos a interpretar esas señales y con tranquilidad, paciencia y perseverancia, escribamos la leyenda de nuestras vidas.

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