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Santo Domingo, Distrito Nacional, Dominican Republic

martes, 20 de octubre de 2009

Con Franqueza y Honestidad


Cómo puedo ayudar al mundo? Comprendiéndolo, replicó el Maestro. ¿Y cómo puedo comprenderlo? Apartándote de él. Pero, entonces, ¿cómo voy a servir a la humanidad? Comprendiéndote a ti mismo. Anthony de Mello.


¿Que nos esta pasando, a que se debe toda esta violencia, cuales son las razones que nos están llevando a exacerbarnos de esta manera, donde están las cualidades que nos distinguían como un pueblo que ríe y que canta, de donde ha salido tanto desenfreno social, quienes atizan esta situación que se esta haciendo inmanejable?.

Hemos perdidos el respeto a todo, solo importan nuestros intereses, lo personal, no cultivamos las buenas costumbres ni enseñamos a nuestros hijos que la prudencia y la educación conducen a un mundo de felicidad y que esto toma tiempo, que conseguirla es un camino largo, que hay que esforzarse y disfrutarlo respetando las normas y las tradiciones.

Queremos llegar primero, en vez de ser primero, ganar la competencia, en vez de vencer en la competencia, pasar de curso, en vez de aprender, tener dinero y riquezas, en vez de ser felices, convertirse en un Don Juan del amor, en vez de ser amado, recibir todas las pleitesías en vez de servir con energía y con desprendimiento.

En otras palabras, queremos resultados sin esfuerzos y sin trabajo, queremos las cosas fáciles, y las cosas fáciles, las que no necesitan esfuerzos, son propias de un mundo de fantasías creadas por un bombardeo de publicidad que prospera, que encuentra un terreno fértil en sociedades como la nuestra que han venido perdiendo lo valores cívicos.

Es la razón por lo que se crean las normas y las leyes, para contener los exabruptos y las pretensiones desmedidas, para crear los árbitros que están llamados a moderar estas apetencias genuinas de los ciudadanos, que reguladas lógicamente, permiten un crecimiento personal y de la nación fruto de una competencia en la que la madurez y las normas conductuales se tomen en consideración a la hora de elegir los ganadores.

Pero desgraciadamente los que están llamados a actuar como moderadores en la sociedad, los que están compelidos a velar por el cumplimiento de los preceptos constitucionales y las normas para que esta sociedad pueda bajar los niveles de violencia que la esta arropando paulatinamente, son parte de este pueblo, con los mismos defectos y virtudes que todos.

Es en ese punto donde nos encontramos en estos momentos, nos sentimos desamparados, indefensos y necesitamos seguir viviendo, entonces optamos por convertirnos o igualarnos a los malos, a los irrespetuosos, a los que les importa poco la sociedad, la familia, nos dejamos convencer sin que sea la intención de los que nos estan jodiendo la vida ni mucho menos la nuestra, pero entramos en el juego porque es el único que supuestamente existe, es donde todos pueden ganar, y sucederá lo contrario, en ese terreno todos terminaremos perdiendo.

La única salida que nos puede llevar a encontrarnos con nosotros mismos, es que cada ciudadano, funcionario o no, ponga su granito de arena, decida cada dia ser un buen ejemplo y actuar en consecuencia, vestirse cada mañana de la paciencia y la prudencia que es lo que conduce a la satisfacción y a la felicidad, dejar brotar la parte buena del corazón y ayudar a un necesitado diariamente, para cuando termine el día, sentado en su hogar, junto a los suyos, pueda decir con franqueza y honestidad, ¡Que buen día, cumplí con mis metas y mis deberes, si todos los dominicanos lo hicimos, aunque falta mucho por recorrer, hemos avanzado bastante, vamos por buen camino!.

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