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Santo Domingo, Distrito Nacional, Dominican Republic

lunes, 5 de octubre de 2009

¿Es usted la esposa de Dios?


El pasado domingo 4 de octubre en la mañana hablaba con un amigo sobre una situación personal muy especial que esta viviendo y le decía que tenía que tener mucho ciudadano porque sus virtudes eran al mismo tiempo sus debilidades.

Lo hacía con la voluntad y la fuerza que proporciona la amistad sincera que nos une y, como es natural, por la naturaleza de su problema que, a todas luces, puede solucionarse haciendo buen uso del silencio y la meditación, con la paciencia que se necesita para manejar esa, como cualquier otra situación personal, que precisa de tiempo, serenidad y sabiduría.

Según Wikipedia: Virtud es aquella fuerza interior que permite al hombre tomar y llevar a término las decisiones correctas en las situaciones más adversas para tornarlas a su favor, el virtuoso es el que está en camino de ser sabio, porque sabe cómo llegar a sus metas sin pisar las de los otros, porque pone a los demás de su lado y los lleva a alcanzar un objetivo común. El virtuoso es el que "sabe remar contra corriente". Es el alma y el espíritu el ser o el no ser de cada persona usando su corazón como el supremo mediador.
Una virtud es una cualidad positiva de un ser, persona o cosa, exponiendo mediante calificativos las ventajas de dicho ente. Es, también, una de las herramientas más importantes para el
éxito.

Cuando decimos que sus virtudes son al mismo tiempo sus debilidades, es porque nadie puede ocultar sus dones cuando están a la vista de todos, inclusive los que sacan provecho de estos, o no soportan que lo reconozcan, porque los menosprecian o los aman o, en su defecto, porque obnubilados por razones extrañas no llegan a percibir esas virtudes y se resisten a aceptarlas por el perfil que se formaron originalmente de ese ser humano.

Si se olvidaron de esas virtudes o pasaron desapercibidas cuando se formaron la visión que tienen, poco hacen tratando de negarlas, o peor todavía, si tratan de obstaculizar el desarrollo natural de estas virtudes y no aceptan que su error esta en desconocerlas (las virtudes), entonces sufren estos triunfos en vez de hacerlos propios.

Pero la vida es así, nada es ideal, no se puede complacer a todos, y en la razón de servir esta la felicidad e identificarse con los sentimientos más profundos y actuar de acuerdo a estos.

Eso produce la serenidad y prosperidad espiritual para comprender lo incomprensible y entender lo que solo el alma de capaz de entender, ese soplo de aire puro y frío que sentimos en el torrente sanguíneo al ver la sonrisa en el rostro de aquel que ayudamos cuando nos necesita.

Una historia de niño:

En Nueva York un niño de 10 años estaba parado, descalzo, frente a una tienda de zapatos apuntando a través de la ventana y temblando de frío. Una señora se acercó al niño y le dijo: 'Mi pequeño amigo ¿qué estás mirando con tanto interés en esa ventana?'. La respuesta fue: - 'Le estaba pidiendo a Dios que me diera un par de zapatos'. La señora lo tomó de la mano y lo llevó adentro de la tienda, le pidió al empleado que le diera media docena de pares de calcetines para el niño. Preguntó si podría prestarle una palangana con agua y una toalla. El Empleado rápidamente le trajo lo que pidió. La señora se llevó al niño a la parte trasera de la tienda, se quitó los guantes, le lavó los pies al niño y se los secó con la toalla. Para entonces el empleado llegó con los calcetines, la señora le puso un par de ellos al niño y le compró un par de zapatos. Juntó el resto de los calcetines y se los dio al niño. Ella acarició al niño en la cabeza y le dijo: -'¡No hay duda pequeño amigo que te sientes más cómodo ahora! Mientras ella daba la vuelta para marcharse, el niño la alcanzó, la tomó de la mano y mirándola con lágrimas en los ojos le preguntó: - '¿Es usted la esposa de Dios?'

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