
El país de los grandes muertos, eso es la República Dominicana, hay que esperar que la gente se muera para honrarlos, no se si en otros países pasa lo mismo, pero en el nuestro es ya una tradición no honrar en vida a los hombres y mujeres que verdaderamente merecen ser reconocidos por su pueblo.
Una vez muertos, los calificativos y los enaltecimientos ensordecen toda la geografía nacional. Parece una competencia, se olvidan de la solemnidad, las penas son explotadas para ganarse seguidores, los políticos no pierden la oportunidad de reconocer al fallecido y los dueños de programas llenan sus espacios recordando al que ha partido.
No es que algunos de los que han fallecidos no merezcan estos reconocimientos, y que algunos bellacos en sus andanzas juveniles se cuelen y sean reconocidos como angelitos, o que la sociedad le coja con eso por la falta de temas para reseñar.
Lo que muestra la historia dominicana es que todo el que se muere ha sido un ciudadano ejemplar y eso no es verdad, desde los tiempos de los Padres de la Patria esto siempre ha sido un relajo, una falta de respeto a los hombres serios, se mezclan “macos con cacatas”, no puede ser que en toda nuestra sociedad, por mas católicos que seamos, no haya uno que otro "tiguere", sinvergüenza, violador, ladrón o lo que sea, eso sencillamente es imposible, la muerte no puede borrar las aberraciones de un ser humano.
Cuando matan un ladronzuelo de cualquier barrio del país, que la gente de esos sectores hacen toda una fiesta para enterrar al delincuente, ustedes oyen las voces criticando que se permita eso, se olvidan que los grandes, los ciudadanos de alta alcurnia son los que han enseñados la mala practica de absolver a todo el que se muere, que pena, pero esa es nuestra sociedad, algún día se verán cosas mejores.
Una vez muertos, los calificativos y los enaltecimientos ensordecen toda la geografía nacional. Parece una competencia, se olvidan de la solemnidad, las penas son explotadas para ganarse seguidores, los políticos no pierden la oportunidad de reconocer al fallecido y los dueños de programas llenan sus espacios recordando al que ha partido.
No es que algunos de los que han fallecidos no merezcan estos reconocimientos, y que algunos bellacos en sus andanzas juveniles se cuelen y sean reconocidos como angelitos, o que la sociedad le coja con eso por la falta de temas para reseñar.
Lo que muestra la historia dominicana es que todo el que se muere ha sido un ciudadano ejemplar y eso no es verdad, desde los tiempos de los Padres de la Patria esto siempre ha sido un relajo, una falta de respeto a los hombres serios, se mezclan “macos con cacatas”, no puede ser que en toda nuestra sociedad, por mas católicos que seamos, no haya uno que otro "tiguere", sinvergüenza, violador, ladrón o lo que sea, eso sencillamente es imposible, la muerte no puede borrar las aberraciones de un ser humano.
Cuando matan un ladronzuelo de cualquier barrio del país, que la gente de esos sectores hacen toda una fiesta para enterrar al delincuente, ustedes oyen las voces criticando que se permita eso, se olvidan que los grandes, los ciudadanos de alta alcurnia son los que han enseñados la mala practica de absolver a todo el que se muere, que pena, pero esa es nuestra sociedad, algún día se verán cosas mejores.

 
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