"En verdad, este mundo está ardiendo con muchos y muy diversos fuegos. Hay fuegos de avaricia, fuegos de odio, fuegos de estupidez, fuegos de encaprichamiento y egoísmo, fuegos de decrepitud, enfermedad y muerte, fuegos de pena y lamentación, sufrimiento y dolor".
Este párrafo es parte de lo que el fundador del Budismo, Shakyamuni, le expresó a sus discípulos en la cima de una montaña 500 años antes de Cristo, su actualidad es innegable, parecería que lo estamos escuchando por la certeza de su exposición, por lo crudo y lo realista.
Decía Shakyamuni que hay fuegos de avaricia y esto es fácilmente demostrable, simplemente miremos nuestro alrededor y lo comprobaremos con la manera egoísta que se comportan la mayoría de los ciudadanos y con la codicia desenfrenada que dirigen sus vidas. Y sobre el fuego de odio, bastaría una hojeada a los diarios o los noticieros para entender como nos hemos dejado arropar de este fuego, ya no importan que sean padres e hijos, estamos viviendo un tiempo de animadversión, de tirria, resentimiento y rencor.
Lo del fuego de estupidez, del encaprichamiento y el egoísmo, caminan de la mano, es como si Shakyamuni hubiese tenido una bola de cristal antes de hacer este enunciado, predijo una verdad que basta con ver, oír y analizar la mayoría de los pretendientes a ocupar puestos dirigenciales en esta sociedad, no solamente políticos, para entender como estas personas se encaprichan por puro egoísmo. Y entupidamente, apoyándose en sandeces se creen capaces de ocupar cualquier posición, sin importar que no tengan condiciones mi preparación para las mismas.
Lo fuegos de decrepitud, enfermedad y muerte, fuegos de pena y lamentación, sufrimiento y dolor". Son la consecuencia de lo fuegos que hemos comentado, y nos dice Shakyamuni que la manera de evitarlos es llevando una vida en armonía con la naturaleza, dejar correr las aguas del río, que indudablemente llegaran al mar. Vivir en armonía con la naturaleza de ninguna manera quiere decir conformismo, mas bien es pureza, sentirse parte de la naturaleza y convivir con ella.
Decía Shakyamuni que hay fuegos de avaricia y esto es fácilmente demostrable, simplemente miremos nuestro alrededor y lo comprobaremos con la manera egoísta que se comportan la mayoría de los ciudadanos y con la codicia desenfrenada que dirigen sus vidas. Y sobre el fuego de odio, bastaría una hojeada a los diarios o los noticieros para entender como nos hemos dejado arropar de este fuego, ya no importan que sean padres e hijos, estamos viviendo un tiempo de animadversión, de tirria, resentimiento y rencor.
Lo del fuego de estupidez, del encaprichamiento y el egoísmo, caminan de la mano, es como si Shakyamuni hubiese tenido una bola de cristal antes de hacer este enunciado, predijo una verdad que basta con ver, oír y analizar la mayoría de los pretendientes a ocupar puestos dirigenciales en esta sociedad, no solamente políticos, para entender como estas personas se encaprichan por puro egoísmo. Y entupidamente, apoyándose en sandeces se creen capaces de ocupar cualquier posición, sin importar que no tengan condiciones mi preparación para las mismas.
Lo fuegos de decrepitud, enfermedad y muerte, fuegos de pena y lamentación, sufrimiento y dolor". Son la consecuencia de lo fuegos que hemos comentado, y nos dice Shakyamuni que la manera de evitarlos es llevando una vida en armonía con la naturaleza, dejar correr las aguas del río, que indudablemente llegaran al mar. Vivir en armonía con la naturaleza de ninguna manera quiere decir conformismo, mas bien es pureza, sentirse parte de la naturaleza y convivir con ella.
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