El PRD y el PLD están enfrascados en una lucha encarnizada que podría dividirlos, mientras el PRSC languidece, a pesar del esfuerzo de las firmas encuestadoras y quienes las pagan por mantener viva una tercera opción.
Después de la desaparición de los grandes lideres, los reformistas se han manejado como una especie de mafia, de confabulados que se rigen por intereses personales y se golpean entre sí, provocando divisiones y perdidas del favor popular, como les podría ocurrir al PRD y PLD de persistir las amenazas de división y el endiosamiento de liderazgos carentes de cordura, sensatez y sentido que les permita entender que su tiempo pasó o que no son del agrado de los votantes.
Ninguno está interesado en la mejoría de la población, parece importarles más las candidaturas, llegar y disfrutar del poder mientras el pueblo, absorto, se deja llevar por luchas insípidas, propias de pretenciosos manejados por el ego y seguidores aupados por los depravadores del poder, de todos los partidos, que exhiben sus riquezas sin ningún tapujo a pesar de su dudosa procedencia.
Los partidos son pirámides humanas, todos son necesarios, el que está en la cúspide caería si las bases deciden salirse y mordería el polvo estrepitosamente junto a los demás compañeros. Así como el que es parte del cuerpo de la pirámide que quiere llegar a la cúspide, necesita del que está en la cima, que éste ocupe su lugar para poder ascender. Unificarse es la regla de oro si se quiere llegar o mantener al poder.
La mayoría de éstos dirigentes, principalmente de los dos partidos liberales que nacieron juntos, de un mismo padre político, hermanados por los principios y separados por los intereses, se han burlados de esta sociedad, cercenando las esperanzas de un pueblo noble que creyó, y todavía cree en cierta manera en ellos, que pueden, si así lo quisieran, resarcir los entuertos, ponerse al lado de los principios y valores que enseñaron a defender.
De esas dirigencias, de todos los partidos, saldrá la solución, no tengan dudas, no puede ser que todos sean iguales, me niego a creerlo.
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